Frente a esta realidad, Samuel Corgne, un empresario comprometido con la innovación social desde hace más de 18 años, decide actuar. Al frente de un equipo de más de 300 colaboradores repartidos en 9 agencias en Francia, el fundador de ErgoSanté se ha propuesto mejorar la autonomía y la calidad de vida de las personas con discapacidad mediante soluciones de adaptación del puesto de trabajo.
En noviembre de 2018, en Anduze, en el Gard, lanza Hapo. Su reflexión sobre la integración profesional de las personas con discapacidad lo lleva naturalmente hacia los exoesqueletos, dispositivos de asistencia física destinados a facilitar las tareas exigentes, especialmente en la industria, la construcción, la logística, la salud o los servicios de mantenimiento, donde los operarios deben regularmente:
• Levantar cargas pesadas;
• Trabajar con los brazos en alto;
• Adoptar posturas exigentes durante largos periodos.
Pero lo que descubre no lo satisface.
En ese momento, los exoesqueletos están ampliamente asociados al concepto de "hombre aumentado", con capacidades físicas multiplicadas. "Nos decían que el exoesqueleto era para hacer trabajar más a la gente", cuenta Samuel. Con Hapo, trabajará diariamente para desmentir estas ideas preconcebidas.